El sufrimiento me llevó a conectarme con mi verdadera esencia Tips Estrategia A los 27 años hice realidad mi sueño: convertirme en directiva de recursos humanos de una gran empresa. Pero al conseguir aquella meta me sentí profundamente vacía. Me había convertido en un autómata que trabajaba sin cesar para obtener el reconocimiento de la sociedad. Un día, quemadísima por el estrés, se me desplomó literalmente la cabeza sobre los hombros. La medicina tradicional no supo darme respuestas ni soluciones. Me derrumbé psicológicamente. Fue entonces cuando encontré en las terapias alternativas y en el crecimiento personal mi sanación. Descubrí que llevaba años desconectada de mi corazón, de lo que verdaderamente sentía que quería hacer con mi vida. Y esto era algo que el dinero no podía arreglar. He aprendido a respetarme, siendo fiel y auténtica conmigo misma, más allá de los estereotipos y convenciones sociales. No hay nada más liberador que quitarse la máscara y ser uno mismo, viviendo conectado con tu verdadera esencia.” Entre otras grandes historias de cambio de creencias y valores, destaca la del soldado norteamericano Ron Kovic, nacido el 4 de julio de 1946, día en que Estados Unidos celebra la Declaración de la Independencia sobre Gran Bretaña. Kovic era un gran patriota: amaba tanto a su país que no dudó en alistarse voluntariamente en el ejército para combatir en la guerra de Vietnam. Por aquel entonces no veía a los soldados del vietcong como “seres humanos”, sino como “enemigos comunistas”. Ya en el campo de batalla, Kovic reconoce haber sido testigo y protagonista del horror y la destrucción inherente a cualquier guerra. En sus memorias confiesa que durante un combate su pelotón asesinó por error a varias familias de campesinos vietnamitas, incluyendo a mujeres, ancianos y niños. Al parecer, sus casas de adobe estaban en la línea de fuego, convirtiéndose en “daños colaterales”. Ese mismo día, Kovic disparó también por error a un compañero suyo, a quien confundió con un soldado enemigo. Su muerte fue el principio de un largo proceso de cambio y despertar. El punto de inflexión en la historia de su vida se produjo el 20 de enero de 1968. Con tan sólo 21 años, Kovic recibió un par de disparos, sufriendo una grave lesión en la médula espinal que le dejó paralizado de cintura para abajo. Después de estar a punto de morir en un improvisado hospital y de pasar varios meses postrado sobre una cama, Kovic regresó en silla de ruedas a Estados Unidos, donde fue recibido por su comunidad como un héroe de guerra. Sin embargo, en sus muchas horas de silencio y soledad empezó a cuestionarse a sí mismo, reflexionando sobre las atrocidades que había cometido y, sobre todo, acerca de lo que le había movido a hacerlas. Finalmente se deshizo de sus “creencias patriotas y religiosas” que tanto le habían condicionado para ir a la guerra, convirtiéndose en uno de los pacifistas norteamericanos más reconocidos de este país. Autor del libro autobiográfico Nacido el 4 de julio –llevado a la gran pantalla por el cineasta Oliver Stone– Kovic cumplirá en unas semanas 41 años sentado sobre una silla de ruedas. “La cicatriz siempre estará ahí, es un recuerdo de lo que hice en aquella guerra”, afirma este pacifista. “Pero también se ha convertido en algo hermoso, pues me inspira fe, esperanza y amor. La vida me ha dado la oportunidad de pasar a través de la noche oscura del alma a una nueva tierra, obteniendo una visión y una compresión totalmente diferente. A pesar del dolor y de la gran dificultad que me genera, la discapacidad física ha sido una bendición. He necesitado sufrir para empezar a comprometerme con la paz y la no violencia.” En contraposición a estas historias inspiradoras, como la de Nora Isern, en las que sus protagonistas evolucionaron gracias a la experiencia de la adversidad, se sabe de muchos otros casos en los que no ocurre lo mismo. ¿Por qué hay personas que no aprenden del sufrimiento? ¿Qué es lo que les impide cambiar? En opinión del doctor en psicología Manuel Almendro, “el mayor obstáculo es quedarse anclado en el papel de víctima”. Para algunas personas, añade, “es demasiado doloroso reconocer que son ellas mismas las responsables de lo que experimentan en su interior y de la forma en la que están gestionando su propia vida”. Almendro constata que “la mayoría de seres humanos contemporáneos viven enajenados de sí mismos, de su mundo interior”. Por eso es tan común “el miedo a mirar hacia adentro”, así como “la búsqueda constante de evasión, narcotización y entretenimiento con la que llenar desesperadamente el vacío existencial”. Sin embargo, “se trata de una actitud inconsciente, ineficiente e insostenible, pues nadie puede huir eternamente de sí mismo”. Si bien “la insatisfacción y el malestar son dos fenómenos generalizados en nuestra sociedad, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) no ha realizado ningún estudio ni encuesta para tratar de cuantificar la calidad de vida interior de los españoles”, constata este psicólogo clínico. “Tal vez sea un golpe demasiado duro reconocer estadísticamente que en general no sabemos cómo ser felices”. Sea como fuere, lo cierto es que “el victimismo es ahora mismo la filosofía dominante en nuestra sociedad”, afirma Almendro. “A pesar de no llevar una existencia plena, para muchas personas todavía es superior el miedo al cambio que la necesidad de conectar con la confianza y el coraje que les permitirían salirse de su zona de comodidad”. En este contexto psicológico, “la crisis existencial está convirtiéndose en un fenómeno emergente en el interior de cada vez más seres humanos”. Almendro señala que “esta crisis no tiene nada que ver con la edad, la cultura ni la posición social”. De hecho, “está latente en cualquier persona que no se sienta verdaderamente feliz ni satisfecha con su existencia”. De ahí que “cuando llegue la crisis a nuestra vida hemos de recibirla con agradecimiento, pues es la mejor oportunidad que nos ofrece la existencia para comprometernos con nuestro autoconocimiento, convirtiéndonos en verdaderos responsables y protagonistas de nuestro proceso de crecimiento y maduración”. Y concluye: “Los verdaderos héroes no son los que salen en las películas, sino las personas que se han superado a sí mismas, fortaleciéndose a través de la experiencias adversas para encontrar la manera de crear una vida plena, constructiva y con sentido”. Nora Isern. El retorno de la inversión en entrenamiento ejecutivo de equipos gerenciales es exponencial y en minutos. Norman Vincent Peale. Te gustó? Compártelo ! Tweet Whatsapp Anterior Siguiente