La ansiedad de llegar a la meta Tips Liderazgo La búsqueda de la excelencia es el resultado de la combinación de aprendizaje cultural, madurez, ambiente propicio, educación en casa y –en menor medida- circunstancias económicas para acceder a la educación Esta es la historia de la única “princesa” que conozco. Una mujer alta, voluminosa, sin ser gorda, humilde, de un pueblo pequeño, muy pobre, es un buen ejemplo de la “necesidad de logro” que tienen algunas personas. Trabajadora incansable. Cuando la conocí en mi casa, se levantaba a las 5 de la mañana para hacer arepas de maíz recién molido. Su instrucción precaria –ni siquiera completó la primaria- no le impidió que en un proceso auto-didáctico aprendiera a escribir y leer. Fue empleada doméstica varios años antes de casarse con un cortero de caña. Luego puso una tienda. Se divorció. Después de varios trabajos de “más categoría”, emigró a Venezuela en la época de la riqueza petrolera. Allí montó un negocio en la plaza del mercado hasta que un día conoció a un príncipe de una isla pequeñita del Caribe. Se casó con él sin saber que no sería la única esposa. Fue princesa por un tiempo pero no aguantó el “principado”. Regresó a su tierra después de varios años de no ir nunca y de dejar a su hija en manos de su abuela. Para entonces ya tenía casa y de dos pisos, construida por correspondencia. Su hija es hoy universitaria.A pesar de no tener educación, tener las condiciones menos propicias económicas y familiares, su necesidad de logro le permitió salir de la pobreza absoluta donde nació.Me he preguntado por qué algunas personas buscan mejorar constantemente, se renuevan, están siempre leyendo y estudiando, y buscan la superación en el trabajo, en la familia y en su ambiente personal; y otras, probablemente la mayoría, simplemente no tienen el mínimo interés en el logro.Hay culturas y/o países donde esta diferencia entre personas es más notoria a tal punto que hasta un turista puede percibirla. Esta actitud de las personas obviamente se traduce también a las compañías, los gobiernos y las organizaciones de todo tipo, desde organizaciones religiosas hasta la producción, básicamente, porque son dirigidas por personas con o sin esta cualidad.Creo que todos hemos sido testigos, ya sea en el seno de nuestras familias o dentro del grupo de nuestros vecinos y amigos o de compañeros de colegio, como unos (pocos) quieren ser mejores, mientras que la mayoría se conforma y se estanca una vez superada una meta (por ejemplo, llegan hasta universidad). Otros, en cambio, tienen una necesidad interior de ser más eficientes o más eruditos o mejorar su rol en la empresa, en la sociedad o en su iglesia año tras año.¿Es esta una cualidad genética?. Se podría argumentar que no, porque en una misma familia puede haber hermanos (as) que se esfuerzan constantemente por superarse y otros (as) no. Pero hay más. Pondré un ejemplo de la vida real. El presidente de una compañía de baterías en EEUU que tiene ahora un 14% de mercado de este país, fue alcohólico hasta los 36 años, sin mayor éxito en casi nada, se regeneró y logró construir una compañía, su familia y su persona con esta cualidad. Estos argumentos muestran que no es algo completamente genético, cultural, de clan, de barriada sino de actitud personal e individual.¿Ahora, qué es lo que sostiene, alienta, impulsa a ciertas personas a tener esta actitud? ¿Es una actitud que se sostiene en el tiempo y por toda la vida una vez adquirida? ¿Cuál es la fuerza que logra mantener esta fortaleza? ¿Es acaso alimenticia o ambiental? ¿Es acaso nivel de madurez?.Aquí propongo que la búsqueda de la excelencia es el resultado de la combinación de aprendizaje cultural (que puede ser adquirido), madurez, ambiente propicio (que uno puede procurar), educación en casa y, en menor medida, circunstancias económicas (que permiten acceder a la educación entre otras facilidades). Pero, como sostuvo el pionero en el estudio de la necesidad de logro, de la Universidad de Harvard, el Dr. David McClelland, esta necesidad de logro es distinguible, se puede medir y sorprendentemente, puede ser enseñada. McClelland argüía que las personas orientadas al logro están más interesadas en conocer el resultado que en la premiación del esfuerzo.Aquí esbozaré reflexiones personales de cómo adoptar esta actitud de auto-superación. Son reflexiones iniciales y creo que merecen mayor profundidad.¿Cómo buscar la fortaleza para empeñarse constantemente en mejorar? ¿Cómo buscar la excelencia?. Tener conciencia de porqué hay que tener esta actitud de buscar el logro. Entender por qué tener esta actitud nos hará más felices y más productivos. Entender que lograr esta fortaleza tan solo implica un 10- 15% más de dedicación (esto, por ejemplo, es una hora más de trabajo que podría ser sacado de ver una hora menos de TV o de leer historietas). Aprender todos los días, todo el tiempo. Reflexionar sobre lo que se hace, y sobre todo, de cómo se lo hizo. Aprender a reflexionar al final del día, de qué se hizo y cómo se lo hizo, de tal manera que se planee cómo se puede lograr mejorar el proceso o tarea hecha y que se repetirá al día o mes siguiente. Entender que esta actitud abarca todas y cada una de las actividades donde uno interviene activamente, desde preparar mejor, más rápido más rico y más barato el almuerzo o una torta hasta cómo lograr mayor productividad en el departamento o empresa que uno dirige. Luis Adriano Calero, MScFuente: Revista Gestión El retorno de la inversión en entrenamiento ejecutivo de equipos gerenciales es exponencial y en minutos. Norman Vincent Peale. Te gustó? Compártelo ! Tweet Whatsapp Anterior Siguiente