El sabio clérigo Tips Motivacion “La gente me escuchaba expectante y en silencio aguardaba mi consejo” (Job 29:21) Continuamos con la serie tomada desde la red, de Market 2000 y editada para animar a cada persona a ser productiva y efectiva, para honrar a Dios y ser útil al prójimo y su comunidad. Kan, impulsivo por naturaleza, azorado de tal manera por el anciano echó a correr como alma que lleva el diablo hacia su lugar secreto. Y después, cuando retornes y pases por aquí, pasa a ver a este Viejo Loco que quiere hablar contigo! - Gritó Gr'anSan al joven mientras corría. Turbado por las palabras del joven, el Sabio Clérigo delegó esa mañana las tareas clericales en su ayudante, un hombre de mediana edad que había sido aprendiz de Gr'anSan desde que era sólo un niño. El viejo Sabio se retiró a su patio trasero desde donde vería llegar antes al Joven Samurai y se entretuvo barriéndolo lentamente mientras dejaba que su mente viajara por los derroteros de la meditación. Pocos momentos después de que los broncilíneos dedos de la Aurora dejaran de acariciar la ondulante superficie del mar, el Anciano Clérigo vio retornar tranquilamente a Kan por el camino del desfiladero. Su paso era tranquilo y seguro, su postura era erguida, denotaba firmeza... y sin embargo, estaba exenta de presunción. Una de sus manos acariciaba su barbilla, aquel mentón joven que todavía no era capaz de empezar siquiera a cubrir su cara con el vello de la madurez. Su otra mano se movía en el aire acompañando los pensamientos del joven. Hubiera parecido un gran Sabio meditando sobre la importancia de la existencia del hombre sino fuera por que su joven piel y sus músculos aún sin formar delataban su extrema juventud. Para ser sabio hay que tener a Cristo en el corazón, o sea que Él sea el centro de nuestra personalidad. Luego, meditar en la Biblia y la vida y dedicarse a orar y servir al prójimo. Saque tiempo para crecer en el Señor cada día. El retorno de la inversión en entrenamiento ejecutivo de equipos gerenciales es exponencial y en minutos. Norman Vincent Peale. Te gustó? Compártelo ! Tweet Whatsapp Anterior Siguiente