Trece cosas que nunca deberías decir en el trabajo Tips Talento Humano Hemos encontrado en nuestro buceo por la web una publicación en Forbes Magazine en su versión digital, titulada: “13 Cosas que nunca deberías decir en el trabajo” y continúa con el siguiente comentario:”Las palabras importan y en el trabajo son la clave del éxito. Si quieres llegar a ser el líder en la oficina, es buena idea que empieces por utilizar un lenguaje que inspire, motive y sea capaz de captar la atención de tus jefes. Para empezar, te dejamos las 13 cosas que nunca deberías decir en el trabajo.” Ese listado proviene de una infografía que lleva el título de esta nota, inserta en la publicación y cuyo contenido fue reproducido con la enunciación de lo que No se debe decir. Estamos de acuerdo con el consejo de las “13 cosas que no se deben decir“, pero consideramos que establecer que NO se debe proceder de tal o cual modo, sin un análisis respaldatorio, da la sensación que estamos implementando un “Reglamento” casi marcial, un: “es NO porque yo lo digo”, que debe cumplirse como sea. Tenemos que tener en cuenta que nos estamos dirigiendo a personas no a “objetos inanimados” ni a un “escuadrón de milicias”, y esas personas representan el más valioso capital que una empresa pueda tener: el capital humano. Para que la comunicación sea efectiva debería completarse con algunos conceptos esclarecedores que apunten a las razones del por qué no es conveniente decir estas cosas, apelando al razonamiento y comprensión por parte de los destinatarios que verían así, favorecida su carrera laboral. Coherentemente con lo expresado, basándonos en nuestra amplia experiencia laboral y de observación y estudio de las conductas y de la comunicación, hemos agregado a cada punto de la lista nuestros análisis y fundamentaciones acerca de estas razones, que listamos a continuación: 1.- “No es justo”. Decir “no es justo” ante alguna circunstancia que nos puede parecer injusta es subjetivo. Lo que no es justo para mí puede serlo para el otro u otros. Por lo tanto aún cuando se considere que algo no es justo, no es bueno decirlo abiertamente y en voz alta en medio de una oficina con muchos oídos atentos que puedan “disfrutar” del momento de “ocio” y “regocijo” inesperado, alimentando así el chismerío de las famosas “voces de pasillo“. Lo ideal sería solicitar una conversación en privado sobre el entredicho, para poder plantear los motivos por los cuales hacemos esta aseveración. Dar valor a la misma con la conciencia de que probablemente esto acarreará respuesta, y tratar de capitalizarla para generar el diálogo e intentar la comprensión y acercamiento de las partes, para nuestro bien y el de la empresa. 2.- “No es mi problema” o “No me pagan lo suficiente”. Creer que algo que ocurre en la empresa “No es mi problema” es un error. Lo que ocurre en la empresa es problema de todos ya que todos formamos parte de ella y mientras así sea, cuando hay un problema éste nos atañe. No es bueno alejarse del mismo sino ver cómo podemos ser parte de la solución y no del problema. El “no me pagan lo suficiente” es algo que podemos pensar y probablemente sea cierto, pero no es este el mejor momento para decirlo. No conseguiremos mejorar nuestra remuneración de este modo y seguramente, si por el contrario, comprometemos nuestro esfuerzo en participar de la solución, podremos encontrar un campo fértil cuando planteemos una revisión de nuestro sueldo, en el tiempo y espacio adecuado. 3.- “Creo que…” Es recomendable no utilizar esta expresión ya que denota inseguridad: veamos algunas acepciones de la RAE (Real Academia Española) creer. Del lat. crede(re). Tener por cierto algo que el entendimiento no alcanza o que no está comprobado o demostrado. Pensar, juzgar, sospechar algo o estar persuadido de ello. Tener algo por verosímil o probable. U. t. c. prnl. Dar crédito o asenso a las cosas, sin suficiente fundamento. Si simplemente decimos “creo que…” estamos diciendo: “no estoy muy seguro” y llega la respuesta fatídica, transformada en pregunta lapidaria: ¿”crees o sabes?” y seguramente no quisiéramos ser alcanzados por esa piedra. Tal vez la frase indicada sería: “considero que…” la cual denota que hemos pensado y reflexionado previamente. Se llega a una consideración cuando hemos hecho un previo análisis de tal o cual circunstancia. (RAE: considerar: 1. tr. Pensar, meditar, reflexionar algo con atención y cuidado.) 4.- “Sin problemas” Cuando quieres decir: “De nada”. (en Argentina se suele escuchar también: “Sin drama” o “No hay drama” o “Está todo bien”) Debemos ser cuidadosos con las palabras. Si alguien agradece algo no debería nuestra respuesta dar idea de que el motivo del agradecimiento fuese considerado (aún inconscientemente) como algo que nos haya acarreado algún “problema” o “drama” o “malestar“. El “De nada” o “Por nada” o “No hay de que” o “No tiene porqué darlas“, es grato de oír por parte del que agradece y no ocurre lo mismo con los otros tipos de respuestas. 5.- “Lo intentaré”, cuando lo apropiado es: “Lo haré”. Cuando recibimos un pedido de hacer algo decir “lo intentaré” es demostrar inseguridad en la propia capacidad de concretar el pedido. Seguramente esta respuesta nace de haber recibido alguna encomienda de muy difícil resolución, en cuyo caso tampoco estamos de acuerdo con el “lo haré“, ya que en situación de no poder cumplir con lo encomendado y este incumplimiento proviene de algún factor externo a nuestra voluntad, será muy difícil revertir el enfático “lo haré”. Consideramos más apropiado en ese caso, decir: “haré todo lo posible” o “haré lo máximo que pueda“, de ese modo la voluntad de cooperación plena está manifestada concretamente, como así también está enunciada soslayadamente, la factibilidad de que ocurra algo que esté fuera de nuestro alcance personal resolver. 6.- “Odio a esta empresa”. Indudablemente es una frase muy poco feliz. Ni aún cuando el enojo sea muy grande debe caerse en la tentación de expresar en voz alta un sentimiento tan auto destructivo. Debemos controlar nuestras emociones negativas y no permitir que ellas nos gobiernen. Y por otra parte, si realmente ese sentimiento es tan fuerte e ingobernable, lo mejor sería preservarse y buscar un trabajo que nos satisfaga. Jamás se podría pensar en ejercer “liderazgo” si no podemos liderar primero sobre nuestra mente. 7.- “Pero si siempre lo hemos hecho así…” ¿Qué tal si innovas? Puede ser que el método empleado hasta el presente y que origina el “siempre lo hicimos así” haya funcionado en algún momento, pero si notamos que algo cambió y ya no funciona, no deberíamos esperar a que nos digan: “¿Qué tal si innovas?”. Ser proactivo es una cualidad que quien aspira a ser líder debe tener muy en cuenta. Si tenemos una idea nueva que consideramos que puede resultar en beneficio del trabajo que tenemos a cargo, tendríamos que ponerla en práctica sin esperar a que nos lo indiquen. De lo contrario, estaremos incluídos indefectiblemente en el “rebaño”. 8.- “Es imposible, no hay nada que hacer”. ¿Estás realmente seguro? Tengamos en cuenta que no hay “imposibles” en aquellas cosas que pueda hacer un ser humano cuando “quiere“, cuando tiene la “firme determinación“. Sólo es imposible aquello que no se intenta. Hay miles de ejemplos de “imposibles” hechos “posibles”; algunos de ellos: Beethoven componiendo maravillas y dirigiendo orquestas padeciendo de sordera progresiva, iniciada en su infancia, lisiados que practican deportes, personas que pintan sin manos, etc., etc… No hay imposibles, hay dificultades algunas más grandes que otras, pero las dificultades son para vencerlas, no para rendirse. Por eso la pregunta “¿Estás realmente seguro?” no debemos esperar a oírla de un superior, debemos hacérnosla nosotros mismos. 9.- “Podrías” o “Deberías…” Utilizar el modo condicional para indicar la necesidad de realización de una tarea, otorga poca firmeza a la solicitud que se hace. Si bien puede no resultarnos agradable dar órdenes o imposiciones, debemos buscar el modo de comunicar las necesidades cortés y elegantemente pero sin perder fuerza. Algunos ejemplos: “¿Puedes alcanzarme esas carpetas por favor?” “Debes presentarte en la oficina de Contaduría lo más pronto posible, te están esperando. Gracias.” “Es urgente que concretes el informe para el Directorio, debes presentarlo mañana sin falta, sé que tú puedes hacerlo”; “Sé que estás muy atareado, pero debes presentarme tu evaluación sobre el estudio de mercado que hicimos, para que no se estanque”. 10.- “Chicos…”, mejor en otro ambiente. Si bien es verdad, que no debemos ser muy acartonados en el trato con nuestro personal, debemos ser más formales en el lugar de trabajo, sobre todo si es una empresa tradicional, en la cual se dé importancia a estos detalles. Por otra parte el riesgo que se corre es el de perder fuerza ante los ojos de nuestra gente y crear situaciones confusas. Ahora decimos “chicos…” y luego nos “vestimos” de jefes. La ambigüedad no es buen aliado. Lo mejor es mantener el rol que cada uno tiene dentro de un marco de cordialidad sin perder las formalidades. 11.- “Es una tontería lo que voy a decir…”. Si sabemos que es una “tontería” no lo digamos. Si no lo es ¿para qué decirlo? Esta introducción a algo que planteamos que adjetiviza “a priori” lo que vamos a decir predispone en contra, aún así sea en el plano inconsciente. Si nosotros mismos calificamos de “tonto” algo que decimos no podemos esperar que crean que es “brillante“, se quedarán con el primer rótulo que nosotros mismos le dimos. Si nuestra intención para calificar lo que decimos de este modo, es parecer “modestos“, lo único que logramos es pasar un mensaje desafortunado: no creemos en nosotros mismos y nos auto desvalorizamos. 12.- “¿Sí, tú crees?” Este es un modismo que se ha puesto muy en práctica en los últimos tiempos, como tantos otros. Pero prestemos atención a quiénes y en cuáles circunstancia es conveniente emplearlo. Usarlo coloquialmente entre amigos o personas de confianza, puede no ser mal interpretado. Pero decirle algo así a nuestro superior es un error. Si nos lo está diciendo debemos dar por sobreentendido que él “si cree“. En todo caso, si tenemos alguna opinión diferente a la suya podemos expresarla sin descalificarlo. Lo mismo aplica para el trato con nuestros sub-alternos ya que el grado de respeto en las comunicaciones debe practicarse también de arriba hacia abajo. No podemos pretender respeto si no respetamos. 13.- “Lo siento, no tengo tiempo para esto”. Es preferible evitar esta frase cuando nos encomiendan una tarea. Si la cantidad de trabajo a la que estamos haciendo frente en determinado momento es tal que no nos permite tomar más trabajo a cargo, debemos plantear la situación y decir que en función de esta circunstancia, deberemos reorganizar nuestras tareas y que le elevaremos un nuevo plan de prioridades de trabajo para su aprobación, si es que él considera necesario conocerlo de antemano. Recordemos que hay cosas que podemos delegar y otras que no. Deleguemos entonces aquello que nos impediría concretar lo más importante o lo más urgente. Así vimos la importancia y el poder de las palabras. Con consecuencias benignas o desastrosas según, cómo, cuándo y dónde sean empleadas. Como conclusión les dejamos el primer Principio de la Sabiduría Tolteca: “Sé impecable con tus palabras”: “Habla con integridad. Dí solamente lo quieres decir. Evita hablar contra tí mismo y chismorrear sobre los demás. Utiliza el poder de tus palabras para avanzar en la dirección de la verdad y el amor” de “Los Cuatro Acuerdos” y “El Quinto Acuerdo” (Dr. Miguel Ruíz) Autor: Blanca Kozulj Fuente de Infografía: forbesmagazine.es El retorno de la inversión en entrenamiento ejecutivo de equipos gerenciales es exponencial y en minutos. Norman Vincent Peale. Te gustó? Compártelo ! Tweet Whatsapp Anterior Siguiente